Eggnog & Äggtoddy – Two Classics with the Same Soul but Different Character

Ponche de Huevo y Äggtoddy – Dos Clásicos con la Misma Alma pero Carácter Diferente

Las bebidas más nostálgicas del invierno traen calidez, dulzura y tradición. El ponche de huevo y el äggtoddy comparten el mismo origen pero han evolucionado en dos experiencias distintas: una un clásico nórdico cálido, la otra una bebida cremosa festiva del otro lado del Atlántico.
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Las bebidas más nostálgicas del invierno brindan calidez, dulzura y tradición. El ponche de huevo (eggnog) y el äggtoddy comparten el mismo origen, pero han evolucionado en dos experiencias distintas: uno un clásico nórdico cálido, el otro una cremosa bebida festiva del otro lado del Atlántico.

Origen e historia

Cuando la temperatura baja y la oscuridad llega temprano, pocas bebidas son tan reconfortantes como el ponche de huevo y el äggtoddy.
Ambos se basan en la misma base – huevos, azúcar, leche o crema, y a menudo un chorrito de alcohol – sin embargo, sus historias tomaron caminos diferentes a través de la historia.

Äggtoddy, la versión sueca, ha sido durante mucho tiempo una bebida invernal sencilla y reconfortante. Preparado con yema de huevo, azúcar y a menudo ron, coñac o whisky, a veces con un toque de leche tibia, resulta en una taza sedosa y dulce, a menudo disfrutada junto al fuego o como un remedio tradicional para los resfriados.

El ponche de huevo (Eggnog), por otro lado, remonta sus raíces a la Inglaterra medieval y se desarrolló en América del Norte durante el siglo XVIII, donde rápidamente se convirtió en una querida tradición navideña. Se suele servir frío y espumoso, una mezcla de yemas y claras de huevo, leche, crema, azúcar y a menudo ron o bourbon. La vainilla, la nuez moscada y la canela le dan su distintivo carácter festivo.

Servido y ambiente

La diferencia clave radica en la sensación que evocan:
Äggtoddy es cálido, suave y minimalista, perfecto para una tranquila noche de invierno.
El ponche de huevo es festivo, rico y celebratorio, una pieza central en las fiestas navideñas en América del Norte.

A pesar de sus contrastes, ambas bebidas comparten la misma esencia: un momento de quietud, consuelo y alegría cuando el invierno está en su punto más oscuro.

Ya sea que prefieras el äggtoddy sueco en una taza humeante o el ponche de huevo americano servido frío con hielo, ambos nos recuerdan la belleza de tomarnos las cosas con calma y saborear la temporada. Dos clásicos, una tradición atemporal.

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