El tomate es uno de los ingredientes más apreciados en la cocina. Con la llegada del final del verano, los huertos, invernaderos y balcones se llenan de joyas rojas, amarillas y naranjas listas para ser recogidas. Para aprovechar al máximo la cosecha, es importante elegir el momento adecuado y utilizar métodos inteligentes de conservación que permitan disfrutar de su sabor mucho después de que termine el verano.
¿Cuándo se cosechan los tomates?
En el norte de Europa, la cosecha de tomates suele comenzar a finales de julio y continuar durante septiembre, a veces hasta la primera helada si el otoño es suave. Las semillas se siembran normalmente en interiores a principios de la primavera y se trasplantan al aire libre cuando ya no existe riesgo de heladas. Para obtener el mejor sabor, se recomienda recolectar los tomates en la llamada etapa breaker, cuando comienzan a cambiar de color, y dejarlos madurar completamente en interiores.
En el sur de Europa, donde el clima es más cálido, la temporada empieza antes. En España, la recolección suele ir de mediados de junio hasta finales de septiembre, mientras que en el sur de Italia – especialmente en regiones como Campania y Apulia – la temporada alta es de julio a septiembre. Gracias a las horas extra de sol, los tomates desarrollan una dulzura intensa que caracteriza muchos platos clásicos mediterráneos.
Cómo conservar la cosecha de tomates
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Tomates secos – Un secado lento en el horno o deshidratador concentra el sabor. Guardar en aceite de oliva con ajo y hierbas.
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Congelación – Triturar los tomates y congelarlos como tomate triturado. Ideal como base para sopas, guisos y salsas de pasta.
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Mermelada y chutney – Los tomates verdes o semimaduros se pueden transformar en un chutney con chile, manzana y jengibre. Perfecto para una tabla de quesos.
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Salsa de tomate clásica – Cocinar lentamente con cebolla, ajo y hierbas. Conservar en frascos o congelar para comidas rápidas.
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Fermentación – Dejar fermentar los tomates en salmuera para obtener un sabor ácido y moderno, ideal como guarnición.
El tomate en la cocina
El tomate es delicioso tanto crudo como cocinado. Aporta frescura a ensaladas con mozzarella o melón, profundidad a guisos y sopas, y es una guarnición elegante a la parrilla. Una bruschetta sencilla con tomate, ajo y albahaca sigue siendo un clásico atemporal.
Bebidas que combinan con platos de tomate
La acidez del tomate hace que la elección de la bebida sea especialmente interesante.
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Vino – Tintos ligeros como Pinot Noir o Barbera equilibran la acidez del tomate. Con pastas en salsa de tomate con hierbas, un Chianti clásico es la combinación perfecta. Un rosado fresco es ideal para ensaladas de verano con tomate.
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Cerveza – Una lager clara o una cerveza de trigo equilibran los sabores de los platos a base de tomate.
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Sin alcohol – Agua con gas con limón o un té helado de hierbas realzan la frescura del tomate.
Conservar los tomates es una forma de prolongar el verano. Con el momento de recolección adecuado, un buen almacenamiento y las bebidas correctas, su sabor se puede disfrutar durante todo el año.