Las setas son un ingrediente muy apreciado gracias a su sabor intenso y su versatilidad. Desde los rebozuelos hasta los boletus y los shiitake, cada variedad tiene su propio carácter que puede realzarse con la bebida adecuada.
Rebozuelos – el oro del otoño
Mantecosos, con notas de nuez y sabor suave. Combinan a la perfección con vinos blancos frescos como Chardonnay sin madera o Riesling. Una pilsner moderna con toques cítricos y lupulados también es una alternativa refrescante.
Boletus (Porcini/Karljohan)
Profundos, ricos en umami y terrosos. Se disfrutan mejor con vinos tintos como Pinot Noir o Nebbiolo, donde la estructura se une a la intensidad del hongo. Un jerez fino o amontillado también resalta maravillosamente el umami.
Shiitake
Intensos y carnosos en carácter. Excelentes con tintos especiados como Syrah o Zinfandel. El sake japonés o una cerveza lager oscura también crean una armonía deliciosa.
Champiñones
Neutros al principio, pero muy aromáticos al cocinarlos. Brillan acompañados de vino espumoso que realza su textura. Una sidra seca añade un contraste fresco y equilibrado.
Trompetillas (Trattkantareller)
De sabor boscoso, terroso y ligeramente picante. Pruébalas con blancos más intensos como Gewürztraminer o Viognier. Una porter o una stout aportan profundidad y complementan sus aromas robustos.
Consejos
Las salsas, la mantequilla y las hierbas influyen en el sabor tanto como las propias setas. Siempre combina la bebida en función del conjunto del plato, no solo del ingrediente principal.
Combinar setas y bebidas es un arte que convierte cualquier comida en una experiencia más completa. Ya sea una sencilla tosta de rebozuelos o un cremoso risotto de setas, la copa adecuada puede elevar la experiencia al siguiente nivel.



























