Calvados – The Golden Second Life of the Apple

Calvados – La segunda vida dorada de la manzana

Calvados es un brandy de manzana francés, envejecido en roble en Normandía. Aromático, equilibrado y lleno de tradición. Perfecto solo o en cócteles. ¡Descubre su sabor único!

En el corazón de Normandía, donde los manzanos cubren suaves colinas verdes, nace uno de los destilados más característicos del mundo: el Calvados.

Este brandy de manzana color ámbar es el resultado de siglos de tradición, terroir y artesanía, y ofrece un viaje sensorial que encanta tanto a los curiosos como a los entendidos.

Un destilado con raíces normandas

El Calvados es un brandy de manzana francés originario de la región del mismo nombre. Desde hace siglos, se destila sidra en esta zona para crear esta particular eau-de-vie. El documento más antiguo que lo menciona data de 1553, mucho antes de que el coñac alcanzara fama internacional. Se cree que el nombre “Calvados” proviene de un barco de la Armada Española –El Calvador– que naufragó frente a las costas normandas.

Durante el siglo XIX, la producción aumentó notablemente, y tras la Primera Guerra Mundial, el Calvados se consolidó como parte del patrimonio líquido de Francia. Hoy en día, cuenta con la denominación de origen controlada AOC (Appellation d’Origine Contrôlée), que garantiza su calidad y procedencia.

¿Cómo se elabora el Calvados?

Todo comienza en el huerto. En la región se utilizan más de 200 variedades de manzanas –dulces, ácidas y amargas– para lograr el equilibrio perfecto en la sidra base. En el sur de Calvados (zona de Domfrontais), también se añaden peras, lo que aporta suavidad y notas florales.

  1. Fermentación – Se prensan las manzanas para extraer el mosto, que se fermenta de forma natural durante varias semanas.

  2. Destilación – Hay dos métodos: destilación continua en columna (la más común) y doble destilación en alambique de cobre (obligatoria en el área de Pays d’Auge, famosa por sus Calvados más refinados).

  3. Envejecimiento – El destilado reposa en barricas de roble al menos dos años, aunque muchas veces mucho más. Es durante este proceso que el Calvados desarrolla su color y complejidad aromática.

El sabor de una tierra

Un buen Calvados es suave pero intenso, con una clara presencia frutal equilibrada por notas de madera, vainilla, especias e incluso frutos secos o chocolate. Las versiones jóvenes (Fine o Trois Étoiles) tienen un perfil fresco y afrutado, mientras que los Calvados envejecidos (VSOP, XO o añadas) presentan una mayor complejidad y redondez.

¿La clave de la calidad? El equilibrio. La frescura de la fruta debe armonizar con la profundidad de la crianza en barrica. Un final largo y elegante es señal de una botella excepcional.

Cómo disfrutar del Calvados

Tradicionalmente, el Calvados se toma como digestivo tras la comida. Pero en Normandía existe la costumbre del trou normand (“el agujero normando”): un pequeño sorbo entre platos para reactivar el apetito.

Hoy, el Calvados también aparece en coctelería moderna, donde se utiliza como una alternativa frutal al whisky o coñac. Prueba un Calvados Sour, o sírvelo con hielo y un chorrito de sidra seca para un aperitivo refrescante.

Una bebida para descubrir – y conservar

Así como un corcho puede guardar el recuerdo de un vino especial, una botella de Calvados puede contar una historia. Es una bebida para compartir, regalar o disfrutar en soledad, ideal para quienes aprecian el trabajo artesanal.

La próxima vez que busques algo auténtico –o un recuerdo en forma líquida– prueba el Calvados. No es solo un destilado. Es el alma de una región, una tradición viva… y quizás el inicio de tu próximo recuerdo vínico.

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