Cuando el sol brilla y las temperaturas suben, pocas cosas son tan refrescantes como un vaso frío y afrutado de sangría blanca. Esta versión sofisticada y vibrante de la clásica bebida española tiene al vino blanco como protagonista, acompañado de frutas maduras y un toque cítrico.
Cómo preparar la sangría blanca perfecta
Para lograr un equilibrio ideal entre frescura y dulzura, recomendamos utilizar un vino blanco seco y aromático, como Sauvignon Blanc o Verdejo. Combínalo con frutas frescas, un chorrito de licor de naranja y agua con gas para darle un toque burbujeante y ligero.
Ingredientes:
- 1 botella de vino blanco seco
- 1 naranja, en rodajas
- 1 limón, en rodajas
- 1 manzana verde, cortada en cubos
- 1 puñado de frutos rojos frescos (fresas, frambuesas o arándanos)
- 1 ramita de menta para darle frescura
- 5 cl de licor de naranja (por ejemplo, Cointreau)
- 200–300 ml de agua con gas o refresco de limón
- Cubos de hielo
Preparación:
- Coloca la fruta en una jarra grande y añade el vino blanco y el licor de naranja.
- Déjalo reposar en el refrigerador durante al menos una hora para que los sabores se integren.
- Justo antes de servir, agrega el agua con gas y bastante hielo.
- Decora con menta y sirve en copas grandes.
¿Quieres llevar la experiencia al siguiente nivel? Acompaña la sangría con un plato ligero de verano, como ceviche fresco, una tabla de quesos o mariscos. Y recuerda, cada corcho de una botella de vino compartida es un recuerdo que merece ser guardado en un Corkframe.
¡Brindemos por los mejores momentos del verano!