Las bayas de enebro son quizás el sabor más nórdico de todos: salvaje, fresco y ligeramente amargo. Pero ¿sabías que estas pequeñas bayas azules son el corazón de uno de los licores más queridos del mundo: la ginebra?
El perfil de sabor único de la ginebra se construye en torno al enebro. De hecho, según la normativa de la UE, la ginebra siempre debe tener el enebro como sabor dominante para poder llamarse ginebra. El sabor puede variar desde floral y cítrico hasta intensamente especiado, pero sin enebro, no hay ginebra.
Del bosque a la destilería
El enebro crece de forma silvestre en gran parte del norte de Europa y a menudo se recoge a mano. En Suecia se encuentra principalmente en brezales secos y bosques abiertos. Para las destilerías, la elección del enebro es crucial: el tamaño, la madurez y el origen influyen en el sabor final. Muchas destilerías artesanales trabajan con enebro local para crear un carácter único y basado en el terroir.
La historia de la ginebra: el viaje global del enebro
Las raíces de la ginebra se remontan al siglo XVII en los Países Bajos, donde la bebida "jenever" se desarrolló originalmente como medicina. Los soldados británicos llevaron el sabor a casa, y así nació la ginebra que conocemos hoy. Pronto se extendió por todo el mundo, pero el enebro siguió siendo la estrella.
Enebro en el vaso: cómo preparar el cóctel perfecto
El gin tonic es quizás el cóctel más icónico con ginebra. Combina una ginebra con un claro carácter de enebro con una tónica de calidad, hielo y adorna con una ramita de romero o algunas bayas de enebro para intensificar el sabor. En cócteles como el Negroni o el Dry Martini, el enebro también juega un papel clave al aportar profundidad y equilibrio.
Comida y ginebra: una experiencia culinaria
Las notas de enebro en la ginebra funcionan de maravilla con platos de caza, salmón marinado o platos vegetarianos especiados. Atrévete a experimentar con la ginebra en salsas o marinadas: el enebro aporta un toque fresco y elegante.