Bajo el sol andaluz, con las cumbres nevadas de Sierra Nevada al fondo y la brisa suave del Mediterráneo perfumando el aire, se encuentra Finca El Piñero – una finca ecológica donde cada naranja, mango y limón cuenta una historia de respeto por la tierra, tradición familiar y agricultura consciente.
Una finca familiar con visión de futuro
Alejandro y Antonio Piñero son la cuarta generación al frente de esta finca situada en la provincia de Granada. Bajo su liderazgo, Finca El Piñero ha evolucionado de un cultivo tradicional a un modelo de agricultura regenerativa, sostenible y a pequeña escala.
Aquí no se utilizan pesticidas, fertilizantes químicos ni métodos industriales. En su lugar, trabajan en armonía con la naturaleza, regenerando la fertilidad del suelo, promoviendo la biodiversidad y cultivando con un profundo compromiso ecológico.
Naranjas, mangos y el verdadero sabor de Andalucía
La finca es conocida por sus naranjas dulces y aromáticas, cultivadas con mimo y cosechadas a mano en su punto óptimo de madurez. Pero también se cultivan mangos en gran cantidad, que prosperan en el microclima subtropical del sur de España.
Junto con limones, aguacates y hierbas aromáticas, todos sus productos se recogen a mano y se envían directamente a los hogares de clientes en España, Alemania, Francia, Suecia y otros países, sin intermediarios. Muchos optan por suscribirse a cajas de fruta ecológica que llegan directamente del árbol a la mesa.
Más que ecológico: agricultura regenerativa
Para los hermanos Piñero, la certificación ecológica es solo el primer paso. Su verdadero compromiso es con la agricultura regenerativa, un sistema que no solo mantiene la salud del suelo, sino que la mejora activamente, ayudando a capturar carbono y restaurar ecosistemas completos.
La finca convive con abejas, aves, plantas silvestres y microorganismos que forman parte de un sistema vivo. Cada decisión –desde la cobertura vegetal hasta el uso del agua– se toma pensando en el equilibrio natural.
Además, la finca abre sus puertas a voluntarios y visitantes de todo el mundo que desean aprender cómo es posible cultivar de forma sostenible y regenerativa.
Un recuerdo cítrico que merece ser enmarcado
En Corkframes solemos hablar de los “momentos de vino” – esas experiencias tan especiales que uno quiere conservar para siempre. Visitar Finca El Piñero genera exactamente esa misma sensación.
Pasear al amanecer entre los naranjos, respirar el aroma de los mangos maduros, oír el zumbido de las abejas entre hierbas silvestres... es una vivencia que permanece. Tal vez aquí no se guarden corchos, pero sí se conserva algo igual de valioso: una conexión real con la tierra, la temporada y el sabor.